Hola. Escribo desde el trabajo. Sí, ya me he reincorporado. Estaba viendo la basura que me dejé antes de marcharme de vacaciones y he encontrado la siguiente crítica que hice el día después de ver la película "Sexo en Nueva York". Espero que os guste:
Saludos, queridos lectores. Vengo de realizar el mayor acto de coprofagia que he hecho en mi vida. Como muchos ya habréis deducido, sí, acabo de ver Sexo en Nueva York y he salido tan asqueado del cinema que siento la impetuosa necesidad de dejar en la red mi crítica sobre el filme.
Para empezar, les cambiaré el nombre a los personajes. ¿Por qué? Porque me sale a mí de los cojones. ¿Por qué más? Porque llamarlos por su verdadero nombre sería una traición a mis principios ya que en mi interior, así como en el de muchos otros, tienen otros nombres que los identifican mucho mejor. Empezaremos por orden inverso de protagonismo: a Dante lo llamaremos “Puto Amo”; a Louis la llamaremos “La Negra”, por razones evidentes. A Smith Jerrod (o algo así), Edipo, pues su novia podría ser su madre. A Steve, Pagafantas, también por razones evidentes. A John, Cagón, porque rima y porque lo es. A Charlotte, Pija Mojigata. A Miranda, Jirafa, y soy bueno, no me clavo con su principal defecto, su increíble fealdad. A Samantha, “La Abuela”, por sus 50 años (más, diría yo) torpemente disimulados por el maquillaje. A Carrie, “Orco de Mordor”. Tomad nota, chicas, aunque seáis más feas que el pie de otro y la mitad de vuestra cara haya sido conquistada por una enorme verruga mutante, podéis triunfar en la gran pantalla.
La película comienza con una panorámica idealizada de la ciudad de Nueva York con la que pronto se nos da a entender que solo existen los grupos de cuatro amigas y que lo irreverentemente hortera es lo que triunfa. Se hace un resumen de los últimos capítulos de la serie y empieza la desenfrenada trama. Han pasado unos años y Orco de Mordor vive con Cagón. Casi por accidente surge el tema de casarse y deciden hacerlo. Como Cagón es un empresario famoso y Orco de Mordor escribe gilipolleces en un periódico, la gente se entera y hacen publicidad de la boda. Lo que iba a ser una ceremonia sencilla, se convierte poco a poco en una celebración a lo grande con 200 invitados y vestidos de novia horripilantes (exceptuando el de C.H.) con los que se hace descarada publicidad.
Mientras tanto, se nos informa de las vidas de las demás señoras. Jirafa se ha convertido en una madre amargada que no le da sexo a Pagafantas y lo trata como la mierda que es. Llega un punto en el que éste, castrado pero hombre al fin, hace lo propio y le pone los cuernos. Jirafa se entera y rompe la relación con él.
La Abuela se siente algo abandonada por Edipo y se comienza a fijar en un vecino nuevo llamado Puto Amo que se acuesta cada día con una tía buena diferente. Hay una escena genial en la que Puto Amo se está cepillando sin compasión a una chica cuando otra le sale por detrás. En este momento, al ver los increíbles pechos de la chica, la niñata que se sentaba a mi lado exclamó: “¡pfff, operados!”. Me dieron ganas de levantarme, metérsela en la boca y gritarle “¿Y qué?”. (En serio, los pechos operados no tienen nada de malo. Una mujer sin pechos grandes es como una comida sin sal; y si tiene pechos grandes, éstos caerán después de los 25. Así que todas deberían operarse.)
Por su lado, Pija Mojigata se queda preñada del Calvo (no me molesto en cambiarle el nombre porque dudo que nadie piense en él de otra forma).
Volvamos a la vida de Orco de Mordor: noche antes de la boda. Pagafantas se presenta en la puerta e insiste en hablar con Jirafa. Ésta sale y se encarniza con él. Le falta escupirle a la cara. A la que vuelve al interior del restaurante se cruza con Cagón y le dice algo como “si te casas estás loco”, que es lo que cualquier persona sensata le diría a un tipo la noche antes de su boda. Con esto, Cagón que resulta ser muy influenciable, empieza a dudar y le entran los sudores fríos de la muerte. Por la noche llama a Orco de Mordor y le explica que tiene dudas. Ésta le dice un par de sandeces de “escritora” y lo manda a dormir. A la mañana siguiente Cagón, que no ha podido resolver sus dudas, se caga en la puerta de la iglesia y deja a Orco de Mordor con el traje y toda la pesca, compuesta y sin novio. Cuando Cagón huye del lugar del crimen se arrepiente y hace que su chófer de la vuelta. Se cruza con la limusina de Orco de Mordor, ambos se detienen y Orco de Mordor usa su ramo de flores a modo de porra y macea a Cagón. Aquí se ve su faceta más Orco.
Tras esto, Orco de Mordor cae en una depresión y sus amigas se la llevan de viaje a México. Allí no para de cortar el rollo a todo el mundo pese a que las otras intentan animarla haciéndole la pelota y riéndole gracias que no deberían ser denominadas como tales. Con el paso del tiempo ella intenta rehacer su vida, la Pija da a luz, Abuela rompe con Edipo y no se tira a Puto Amo (decepcionando a todo el mundo) y Jirafa se reconcilia con Pagafantas ya que sus buenas amigas le aconsejan que le perdone la infidelidad. Sospecho que en el fondo sabían que actuó correctamente; al fin y al cabo, no le estaban dando sexo. Total, que Orco de Mordor descifra una clave (para nada predecible) con la que la Negra había codificado los e-mails de Cagón y tiene acceso a mogollón de cartas de amor de tipos famosos que éste le había copiado. Tras descubrir que Cagón es un individuo capaz de copiar texto, Orco de Mordo se da cuenta de que merece la pena como marido y de que toda la culpa de sus inseguridades con la boda eran culpa suya y de su clásica locura femenina. Con esta epifanía en su trastornado cerebro, acude al ático en el que iban a vivir y se encuentra allí a Cagón. Dicen dos o tres chorradas y él le pone un zapato como si de un anillo de compromiso se tratase, representando de esta forma tan fetichista y hortera el materialismo que promueve el film.
Este desenlace, unido a los de sus colegís, le da el toque ñoño necesario para llegar al gran público y a la vez tirar definitivamente por tierra toda la chispa y mordiente que podía tener la serie de televisión en su momento.
En definitiva: la película es una gran mierda que sólo se debería ver con alguna chica si esto fuera a aumentar las posibilidades de sexo, o con algún colega borracho para echar unas risas.